La Segunda
Pese a la creciente polarización de nuestra sociedad y las muestras recurrentes de obstáculos al diálogo, el respeto sigue siendo uno de los valores más apreciados por un amplio espectro de la población chilena. Hoy, ad portas del inicio del funcionamiento de la Convención, parece pertinente hacer un llamado a todas las personas involucradas directa o indirectamente en el proceso: debe primar el respeto. Todos los constituyentes tienen derecho a expresar y defender sus opiniones, también a ser escuchados. No debemos olvidar que nadie es tan inteligente y experimentado como para no equivocarse jamás, ni tampoco tan ignorante y confuso como para no decir nunca algo atendible. Tanto una persona que habla mucho como una reservada pueden aportar ideas interesantes o carentes de interés. Es preciso escuchar activamente a ambas.
Todas las intervenciones merecen la atención de los participantes, se ha de evitar desdeñarlas porque se cree saber lo que el otro va a decir, se considera inválida su posición o se estima que lo que dice no es lo que piensa. Lo que “todos saben”, “todos piensan”, “todos creen”, puede estar equivocado. Tendemos a relacionarnos con personas semejantes a nosotros y, por lo tanto, ver confirmadas nuestras opiniones. Es necesario escuchar críticamente a quienes creemos que piensan como nosotros, ya que la confianza en el consenso nos puede hacer ciegos a sus errores, contradicciones, exageraciones e incluso ocultar las discrepancias. El disenso, por su parte, nos permite ver las cosas desde otro ángulo.
Por ello es imprescindible escuchar activamente y con mayor atención los argumentos que no coinciden con los nuestros: podrían tener algo de valor que nunca habíamos visto o llevarnos a descubrir que existen opciones de acuerdo. La tendencia a sobrevalorar el consenso puede conducir a demonizar el disenso, lo que muy probablemente ocurrirá al interior de la Convención. Pero hay que tener cuidado, pues es en la discusión del disenso donde se pueden alcanzar acuerdos duraderos. Las opciones y alternativas son múltiples, y en tanto los intervinientes cuenten con la intención y disposición de llegar a un punto en común, se podrán construir importantes acuerdos a partir de las diferencias.
Por: Cristian Saieh, Profesor de la Facultad de Derecho UC y Director del Programa de Negociación UC y Darío Rodríguez, Sociólogo asociado al Programa de Negociación UC
